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Las terapias de sal comenzaron en Wieliczka, cerca de Cracoviaal sur de Polonia, cuando el doctor Feliks Boczkowski, médico de los mineros, reflejó en sus escritos y confirmó los efectos positivos que ofrecían las cuevas de sal, ya que los mineros que trabajaban en estas minas no sufrían problemas pulmonares, respiratorios o tuberculosis como el resto de la población. Boczkowski llegó a la conclusión de que el ambiente que respiraban, que estaba impregnado de micro-partículas de sal, era lo que los protegía, y consiguió que la mina abriera sus cuevas en 1836, año en el que se estudiaron más de 30 patologías en individuos del resto de la población, entre las que se encontraba el asma y el agotamiento. Diez años después, Boczkowski publicó sus trabajos sobre los pacientes con problemas respiratorios en las minas de sal. Dichas minas se reabrieron después de las guerras mundiales en 1959. En los últimos 30 años se desarrolló un método único para reproducir el microclima de las minas de sal, los Halogeneradores. En los 80 se desarrolla esta tecnología en Rusia, lo que permite tener una sala con el aerosol de sal seca. Así empezó a utilizarse esta terapia por la mayor parte de Europa.

Actualmente la Haloterapia está incluida en el sistema de salud de Rusia como terapia oficial, está reconocida como terapia clínica en Inglaterra y en Italia, donde se encuentra en pleno auge. En los últimos años se han realizado una serie de estudios clínicos que avalan la eficacia de la Haloterapia.